单项选择题
POR DOLORES FOLCH
El Galeón (大帆船) de Manila es la línea de navegación que durante doscientos cincuenta años unió dos colonias de la Corona de Castilla: la más importante, Nueva España o México, y la más remota, Filipinas. Con ella se inició por primera vez el comercio directo entre América y Asia, y a través de la misma fluyeron por el Pacífico, sin solución de continuidad, las riquezas que exigían ambos continentes. Tendido entre dos mundos que se atraían, el Galeón de Manila fue de hecho el «eslabón (环节) perdido» de la globalización.
Sin embargo, nadie, a principios de la década de 1570, podía aún imaginar el papel que asumiría Manila en las relaciones económicas entre Asia y América. A los mismos actores les costaría mucho tiempo comprender los condicionantes del sistema. La primera pieza del rompecabezas fue el sistema monetario chino. En los principios del año 1000, China estuvo al borde de una revolución industrial y conoció una expansión comercial que la interconectaría con todos los grandes agentes del Índico, estimulando su producción agrícola y artesanal para poder satisfacer una creciente demanda interna y externa. La complejidad de su sistema económico la llevó a implantar el primer papel moneda del mundo, el cual , con la llegada de los mongoles (en el siglo XIII), entró en una fase inflacionaria (通货膨胀的) que, a partir del reinado Ming resultaría incontrolable. En las dos primeras décadas del siglo XV, las expediciones de Zheng He por el Índico repartirían todavía miles y miles de esos billetes, en un intento de crear una especie de mercado común chino en el Índico.
El final de las expediciones de Zheng He fue también el del papel moneda, y la circulación monetaria quedó explícitamente limitada a las monedas de cobre. Eran redondas y tenían un agujero cuadrado en el centro, con una inscripción en el anverso (正面) que mencionaba el reinado y, en algún caso, un carácter en el reverso (背面) que indicaba el centro de acuñación (铸造, por ejemplo: Fu, por Fujian). No eran unas piezas hermosas; resultaban fácilmente falsificables, y la relación entre su peso y su valor las hacía inútiles para transacciones (交易) de importancia. Pero, ante la falta de una alternativa, China no tenía plata suficiente para respaldar las transacciones de su floreciente economía, y por mucho que intensificara la explotación de sus propias minas, a finales del siglo XV, éstas daban signos de agotamiento. Durante la primera mitad del XVI, las recién descubiertas minas de plata japonesas abastecieron el mercadochino. Pero la plata japonesa no bastaba para cubrir las necesidades del floreciente mercado chino, especialmente cuando una reforma tributaria (赋税的), la llamada Reforma del Látigo Único (一条鞭法) — un nombre colectivo para una serie de medidas iniciadas a principios de 1530, que culminaron a finales de la década de 1570—, concentró todos los impuestos y prestaciones de trabajo en un único impuesto, exigiendo que se pagara en plata. Y justo cuando China empezaba a notar una urgente sed de plata, los castellanos se instalaron en Manila.
La segunda pieza del rompecabezas fue la producción americana de plata. Cuando llegaron a América, los españoles no solo tropezaron con un continente, sino también con las minas de plata más ricas. Además, a partir de 1555 se introdujo un proceso de amalgamación (汞齐化) que permitiría obtener una plata de inmejorable calidad. Así, entre 1572 y 1592, la producción se multiplicaría por siete, con las minas de Almadén (España) y de Huancavelica (Perú) proporcionando el mercurio necesario para explotar la plata de Zacatecas (México) y de Potosí (Perú). Se estima que, entre 1500 y 1800, la América hispana produjo más del ochenta por ciento de toda la plata del mundo. Las flotas de Indias se la llevaban casi toda hacia Sevilla para financiar la expansión y el mantenimiento del Imperio, pero un tercio halló el camino hacia China.
La fundación de Manila proporcionó el punto de contacto entre dos sistemas monetarios basados en la plata: uno, el mexicano, en el que, por su abundancia, era barata; el otro, el chino, donde, por su escasez, era muy cara. Y ello pegó la unión que atraía los dos sistemas. Hacia 1570, la ratio (率) plata/oro era de doce a uno en México. Como resultado, la capacidad de compra de la plata mexicana se multiplicaba por tres cuando entraba en contacto con el mercado chino. Paralelamente, China anhelaba la plata americana mientras los textos españoles exclamaban, asombrados, que «es todo tan barato que parece que lo dan de balde (免费)».
… y por mucho que intensificara la explotación de sus propias minas, a finales del siglo XV, éstas daban signos de agotamiento.