单项选择题

La muerte

POR ROBERTO PLIEGO

No hay escape, no hay cómo soslayarla(逃避), no hay tregua posible. Volvemos a lo mismo: la muerte es un hecho universal y definitivo. Se resiste a cualquier teoría, se resiste a la forma. Vista desde su propia perspectiva, no deberíamos reprocharle nada. Viendo las cosas desde la perspectiva de la vida, ofende16-A sentirse bajo el control y el cálculo de la muerte.

Es fácil decir por qué nos interesamos por la muerte: acarrea demasiados problemas para los vivos. Es cierto: no deja de representar un fracaso en relación a lo que deseamos para los demás y aun para nosotros mismos. La muerte, lo16-B sabemos, altera el curso de la vida. Nunca resulta trivial(无关紧要的). El hecho indiscutible es que después de su paso hay alguien que ya no está aquí. Se supone que no hay nada fuera de lo común en ese hecho. Alguien falta y es normal.

Siguiendo los argumentos que Nigel Barley expone en Bailando sobre la tumba, damos con una sospecha esencial: el interés por la muerte aumenta el respeto por la vida. La muerte forma parte de la idea más general acerca de lo que significa estar vivo. En tal sentido, las ceremonias funerarias y las creencias alrededor de la muerte deberían interpretarse como un debate continuo sobre la noción de individuo.

Ante el luto la palabra clave es emoción. En virtud de que las emociones son numerosas e indistintas(一致的), los funerales exponen toda clase de máscaras y revelaciones. Un funeral admite lo mismo un minuto de silencio, quizá la marca de que el mundo sufre una alteración inaceptable, que algunos ritos —como en algunas regiones de África Occidental— en los que la risa tiene el mismo peso luctuoso(悲伤)que el llanto.

Que la risa no tenga cabida en los ritos funerarios de Occidente puede constatarse en el lenguaje con el que reaccionamos ante la muerte. Coleccionamos eufemismos: “ha pasado a mejor vida”, “descansa en paz”, “ha entregado su alma al Todopoderoso”. Lo políticamente correcto, sin embargo, y como siempre, se ha impuesto con creces(大幅 度地)al temor de mencionar los hechos por su nombre: “no alcanzó su potencial de bienestar”, “sufrió una inconveniencia terminal”. Uno se siente invitado a decir que estas últimas muestras de respeto avanzan, en realidad, en sentido contrario. (17)

Constantemente nos vemos obligados a vestir a nuestros muertos, a despedirlos, a procurarles residencia como es debido, a recordarlos. La tarea del recuerdo parece más apta cuando los muertos ocupan sus tumbas que cuando fueron incinerados(火化). La incineración se ha impuesto como un método rápido, aséptico(无菌的)y efectivo para evitar la imagen de la descomposición. Dado tal caso16-C, qué hacer con las cenizas. Nigel Barley señala que la incineración alude, entre muchos contemporáneos, a la noción de identidad disuelta, sobre todo cuando las cenizas se dispersan. Un cuerpo incinerado, sin embargo, se acomoda al recuerdo siempre y cuando ocupe cierto lugar. El club inglés de fútbol Manchester United recibe cerca de veinticinco solicitudes anuales para que las cenizas de sus más fervientes hinchas incinerados sean esparcidas (撒)sobre su terreno de juego

“Polvo eres, en polvo te convertirás”. La conservación del cuerpo avanza en sentido contrario a tal máxima16-D. La muerte al revés ofrece un peor espectáculo: cada intención de Michael Jackson por ganarle la carrera a la muerte se vuelve en favor de la descomposición: la cara de ese señor aprobaría el casting para una nueva fórmula de lo que nos espera con los gusanos.

Incinerar, dispersar, conservar: no suenan muy a favor de la convivencia entre vivos y muertos. En los cementerios, plantados de tumbas y a veces llenos de viejas visitas, de buenos amigos, la muerte y la vida no rivalizan: una y otra se cubren de ofrendas y regalos. Pero nada como la genética. No hay consuelo, es decir, hay algo cuyos argumentos suenan, por igual, llanos y poderosos para decir muerte como se dice vida: el mapa del genoma(基因组)humano ha revelado que, cuando una célula detecta que ha sido infectada por un virus, puede suicidarse por el bien de todo el organismo. De hecho, hay evidencia de que la muerte celular en masa es una estrategia en favor de la vida. Lo contrario es el cáncer, la multiplicación celular indiscriminada. El “efecto kamikaze” vuelve a traernos la sospecha de que —como escribió Norbert Elias— la muerte es un problema de la vida.

¿Cuál de las siguientes afirmaciones es correcta

A.

El sujeto de ofende16-A es: la vida.


B.

El pronombre lo16-B se refiere a: la muerte no deja de representar un fracaso en relación a lo que deseamos para los demás y aun para nosotros mismos.


C.

La secuencia tal caso16-C se refiere a: la incineración.


D.

La secuencia tal máxima16-D se refiere a: la conservación máxima del cuerpo.